Entrevista...

Entrevista...

Fragmento de la entrevista realizada por C. P para la revista D.F. Iradier

 

- ¿Una vocación tardía?

Carmen Grau
"Si bien es cierto que siempre había tenido un deseo latente de dedicarme a algún tipo de actividad artística, el hecho es que no me lo tomaba en serio y siempre creí que sí algún día lo hacía sería más bien el dibujo o la pintura y jamás pensé en la escultura, quizá porque la técnica me era completamente desconocida, pero supongo que la afinidad con una determinada rama del arte la llevas dentro y un día u otro aflora a la superficie. Lo cierto es que un día sin más, sin saber por qué y sin preguntármelo, compré una pastilla de barro para modelar, Hice una cabeza de tamaño natural, sin modelo, y recuerdo que mis manos trabajaban muy rápidamente como si ellas supieran mejor que yo lo que debían hacer. Por supuesto, era bastante imperfecta pero notable para una persona que cogía el barro por primera vez. Me quedé muy relajada porque era como si hubiera dado salida a algo que siempre había estado deseando hacer, a una necesidad tan honda que no había sabido interpretar hasta entonces Recuerdo que a continuación llegaron unos amigos y quedaron tan asombrados que pareció claro que debía continuar. Entonces tomé clases de escultura con Rosa Martínez Brau, que trabajó en su juventud con Marés y Rebull y, posteriormente, hice varios cursos de verano en Pietrasanta, cerca de Florencia."

- Encontrar un estilo propio debe ser la parte más difícil,
¿Cómo definirías el tuyo?

"Es algo que no termina nunca, es básicamente una cuestión de trabajo. Tienes que dejarte penetrar por las influencias y saber mantener un estilo que sea genuino y propio, un equilibrio que sólo se consigue con el tiempo.
La escultura refleja para mí, mejor que cualquier otra rama del arte, la solidez, la majestad, la inmutabilidad, lo eterno. Por eso todas mis figuras están en reposo y no en movimiento, porque captar un gesto me parece simplemente anecdótico. Intento buscar un equilibrio de volúmenes y espacios que tengan coherencia interna. Si eso se consigue podemos decir que la obra existe por sí misma con pleno derecho. El buen arte siempre debe ser grato para los sentidos, despertar el sentimiento de lo profundo, de lo bello, que todos llevamos dentro y, en definitiva, acercarnos a lo universal. El buen arte saca el misterio a la luz, por eso nos enriquece."

- Tras haberse producido las grandes revoluciones,
¿se puede decir que ya está todo inventado en el arte?

"Las revoluciones se han hecho porque había algo que revolucionar, había que romper con el arte académico, con el tema obligatorio para el artista y conseguir plena libertad valorando la materia en sí misma y no la representación. Y en este momento se ha pasado al extremo opuesto, es decir, que lo obligatorio es innovar, revolucionar, cuando ya en realidad quedan pocas cosas por romper. Quizá sería bueno que se volviera un poco a la disciplina y al arte como oficio y no como estrellato."

- Pero creo que hay una tendencia a volver a la figuración...

"Me parece bien porque la figuración había estado desprestigiada hasta ahora en favor de la abstracción donde quizá ya está todo casi dicho y, por otro lado, a menudo se olvida que figurativo no quiere decir que sea realista ya que siempre hay una interpretación personal del artista. Un cuadro de Velázquez, por ejemplo, no es fácil de entender porque tiene muchas lecturas."

- ¿Qué escultores te gustan?

"Hay muchos, pero el que más me ha influido es Henri Laurens, en su etapa posterior al cubismo, evidentemente Henri Moore con el que me siento hasta cierto punto identificada porque su referencia es siempre la figura humana y lo orgánico. Después, Brancusi, Giacometti, y los grandes escultores que han marcado hitos en la historia de la escultura y como contemporáneos me gusta mucho Andreu Alfaro y Miguel Navarro."

- La escultura parece que ha ido siempre por detrás de la pintura ya que no sólo hay menos exposiciones sino que en las subastas de obras millonarias nunca se ven esculturas.

"La proporción siempre ha sido más o menos de un escultor por cada cuarenta pintores porque el trabajo del escultor siempre ha estado en el anonimato, ha sido un trabajo duro y en la penumbra por el propio material que se emplea. Ya desde la antigüedad, los egipcios, etruscos, romanos y griegos, trabajaron con un sentimiento puramente profesional, no eran conscientes de ser artistas e incluso ahora desconocemos los nombres de escultores de obras famosísimas. Por otra parte, es más fácil para una persona que se interese por el arte comprar unos pinceles y unos colores que siempre resultarán mucho más atractivos que el barro, el hierro o la piedra. En nuestro siglo empezó la gran revolución de la pintura y pareció que la escultura quedaba relegada a lo monumental y conmemorativo, pero en los últimos años ha habido cambios y aunque se ha seguido hablando de escultura, se trata de un nuevo tipo de realización que está a caballo entre varios conceptos y que busca un punto medio entre lo que no es paisaje y no es arquitectura, lo que suele denominarse instalaciones o montajes o también campo expandido o espacio raptado, etc..."

- ¿Qué papel juega la escultura en este momento?

"El arte es un reflejo de la sociedad y creo que en este momento es un reflejo de lo efímero frente a la solidez de otras épocas y expresa los temores, la inseguridad y la incertidumbre que vivimos. El concepto de lo eterno en el mundo actual ha perdido valor en favor de lo efimero y parece que se ironiza sobre estos valores y se hace tabla rasa con todo, con el sentimiento de monumentalidad o perpetuidad. Sin embargo, hay que tener en cuenta que muchas cosas tienen un valor real y pervivirán y el tiempo, ese gran escultor, nos dirá cuál es la verdad de todo esto, porque en este momento hay muchas obras sobrevaloradas porque existe una cierta permisividad en la que todo vale y nadie se atreve a opinar ya que hay unos expertos que constituyen la autoridad en la materia de arte y. en este sentido, el arte se ha apartado del gran público y forma parte de una mi noria exquisita, lo cual no quiere decir que no haya cosas válidas pero hay un exceso de protagonismo por parte del artista."

- Carmen Grau confiesa que su única aspiración es tener un lenguaje propio en escultura tanto si conduce a la venta como si no.

"Creo que si miras demasiado la venta, corres el peligro de comercializarte. No hay que dialogar con la opinión de los demás sino con la propia obra. Me gustaría que mis obras al verlas al cabo de unos años consiguieran interesarme como me interesan ahora."

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